Carta del Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Granada
para la Jornada Mundial de los Pobres 2023
Recuerdo cuando era niño y en la catequesis el sacerdote nos contaba historias de la Biblia y, en concreto, la que da título a este escrito. Muchas veces he recurrido a este episodio para encontrar luz y así afrontar alguna que otra situación vital con sentido y esperanza.
Ahora quisiera aplicarla a la misión que como Cáritas estamos llamados a realizar. Goliat encarnaría el poder del mal, causa de todas las pobrezas que asolan a la humanidad y de las que nadie está libre. David personificaría a todos los que formamos parte de la Iglesia en esta organización que llamamos Cáritas.
¿Con qué armas salió a luchar David frente a Goliat? ¿Era consciente de su fragilidad y del riesgo que corría enfrentándose a un gigante armado y poderoso? ¿Cuál fue la clave de su victoria? Seguramente que podríamos hacernos más preguntas.
A mí me gusta y me consuela y me anima el hecho de pensar que, aunque nuestros medios, capacidades y las personas mismas que formamos Cáritas somos pequeños, limitados, y, humanamente pobres, aunque aparentemente llevamos las de perder en la lucha contra el mal, el pecado y la pobreza, al final como David, venceremos. David sabía dónde estaba el secreto de su confianza en la victoria, nosotros también lo sabemos. Cristo venció. Se dejó la vida, es verdad; pero venció. La guerra está ganada, aunque perdamos algunas batallas y ganemos otras, aunque la lucha sea cruenta y larga. La fuerza de Cáritas, la fuerza de los pobres, la razón de su confianza está en que son los preferidos de Dios, en que su Espíritu está siempre presente alentando, sanando, llamando y sosteniéndonos en nuestra debilidad. El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque sigamos aguardarnos con esperanza su plenitud al final de los tiempos. En Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación está la Esperanza de nuestra victoria.
Quiero agradecer de todo corazón a Dios el regalo tan grande que es formar parte de este equipo, de esta familia que es Cáritas. Dar gracias a todas esas personas que dan su tiempo y llevan la Buena Noticia del Amor preferencial de Dios por los más pequeños, los desvalidos, los que no tienen voz, los últimos. Dar gracias porque en Cáritas podemos encontrarnos con Cristo en cada persona que atendemos y acompañamos. Como decía San Pablo quisiéramos ser más y mejor “los empobrecidos que enriquecen a muchos”. La pobreza impuesta tal vez sea una maldición, pero la pobreza elegida como forma de vida es una bendición. Bienaventurados los que eligen ser pobres, los pobres de espíritu, y los pobres que son pobres por causa de la injusticia de este mundo, porque el Reino de Dios les pertenece, porque son los preferidos de Dios.
El papa Francisco no se cansa de repetirnos a todos que no podemos ser verdaderamente cristianos, discípulos de Jesucristo, si vivimos de espaldas al sufrimiento de los pobres. En el mensaje para la VII Jornada Mundial de los pobres nos lo vuelve a recordar: “No apartes tu rostro del pobre” (Tb 4, 7).
Un abrazo fraterno.
Alfonso Marín
Delegado Episcopal de Cáritas Diocesana de Granada